Inventario & Almacén

Diseño logístico

El Diseño

Palabra con glamur. Atrae, fascina. Detrás esconde un encanto irresistible.Los famosos, al ser preguntados por alguna otra actividad a la que dedicarse, distinta a aquella por la que se les conoce, se inclinan por el diseño. No importa que no tengan cualidades; solucionan el problema acudiendo a una escuela o estampando su nombre en las obras encargadas a un profesional que el gran público desconoce. Lo importante es que su nombre siga apareciendo en los medios de comunicación durante una temporada. Su afición por el diseño se desvanece por falta de constancia o por el escaso éxito cosechado por sus obras.

El tirón de los famosos contagia al vulgo, que intenta imitarles. Muchos quieren ser diseñadores: de vinos, de moda y complementos, de páginas web, de edificios y de un sinfín de cosas.

El diseño tiene poder magnético; es creación. Combina técnica, arte y experiencia. Y se puede aplicar a infinidad de actividades, incluida la Logística.

El diseño logístico existe

Los grandes operadores logísticos y las empresas de ámbito mundial se basan en él para proyectar sus operaciones, especialmente en las de alcance multinacional. Se apoyan en programas informáticos de modelización de almacenes y redes de transporte, que tienen un alto coste, inasumible para la mayoría de sus usuarios potenciales. Las propuestas que elaboran son válidas, siempre que la realidad se acomode a las entrañas de los programas; de lo contrario, de vez en cuando ofrecen soluciones absurdas, implanteables en la práctica.

En el campo del diseño de almacenes, el mercado presenta variedad de programas de modelización. La mayoría están pensados para mercancías que se comportan dentro de unos límites definidos, para los que dan soluciones óptimas. Fuera de ese ambiente, su efectividad deja que desear.

Lo cierto es que cada almacén es un mundo, que está condicionado por los productos, sus características, las cantidades almacenadas, los procedimientos de trabajo seguidos, el recinto ocupado y la cultura de la empresa, solo por mencionar algunos fácilmente reconocibles. La combinación de todos estos factores conforma un almacén único, con su propia idiosincrasia. En este escenario, resulta muy difícil encontrar programas de modelización que se adapten a los requerimientos de un almacén concreto y propongan óptimos operativos.

El diseño aplicado al almacén

Los almacenes son como los seres vivos. Todos los días cambian un poquito y nadie lo aprecia. Sin embargo, pasado un tiempo, los responsables se percatan de que su almacén no se ajusta a los requisitos de ese momento. Se hace preciso reformarlo o construir uno nuevo. No invierten en programas de modelización, bien por desconocimiento, bien porque la inversión se utilizará muy poco e intuyen un periodo de retorno larguísimo, bien porque creen saber la solución al problema o, simplemente, porque un proveedor se la dará sin gastar dinero.

Un visitante con conocimientos de diseño observa de inmediato si el almacén por el que transita se ha concebido adecuadamente o presenta problemas por alguna de las causas recién apuntadas, cosa que ocurre en bastantes más almacenes de los que uno se imagina. He aquí unos pocos ejemplos reales en los que se comprueban errores manifiestos de diseño.

Algunos ejemplos prácticos

(I) Almacenes de prenda colgada de una gran multinacional. Los elementos de almacenaje y preparación de pedidos estaban dispuestos en línea, y no se veía un módulo óptimo de almacenamiento. Si se hubieran dispuesto módulos de capacidad óptima y circuitos cerrados, se habrían evitado retornos en vacío del personal de preparación y mayor capacidad de almacenamiento. La solución vino propuesta por el proveedor de los sistemas de almacenaje y transporte interno, interesado en instalar más material.

(II) Almacenes frigoríficos automáticos de un gran productor de masas congeladas. El coste de enfriar el recinto es uno de los más importantes. Se optó por una configuración de transelevadores atacando a sendos palets situados a ambos lados de su pasillo. Las características de la mercancía aconsejaban otra disposición con menos transelevadores y menos volumen a enfriar. Otro proveedor propuso la configuración, muy normal en ese tipo de almacenes. De paso, el importe del proyecto sube notablemente, gracias a los transelevadores.

(III) Almacenes refrigerados de una gran empresa procesadora de carne. Se dispone una enorme capacidad de almacenamiento con estanterías compactas manejadas por carro satélite. El usuario comprueba unos altos tiempos de estiba y desestiba de palets y una baja ocupación de las estanterías. Ha tomado la decisión de modificar las estanterías, sin saber el tamaño adecuado, perdiendo capacidad de almacenamiento y ganando velocidad operativa. El responsable de logística creyó que lo más importante de un almacén es maximizar su capacidad, algo contraproducente en muchos almacenes. Sin duda, los efectos del cambio serán beneficiosos; si alcanza el óptimo será por pura casualidad.

(IV) Almacén de una multinacional de discos. SGA construido para preparar pedidos con un método de trabajo. Se pide al proveedor de software que modifique su SGA y programe varios métodos para alcanzar mayor eficiencia operativa, huyendo así de su experiencia acumulada en otras implantaciones hechas.

En la mayoría de estos casos, se ha confiado el diseño a especialistas en sistemas de almacenamiento, automatización de almacenes o informáticos, que tratan de aplicar lo mejor posible sus productos y servicios y, si cabe, maximizar su facturación y beneficio, algo totalmente lícito. Este tipo de proveedores son magníficos en lo que hacen, pero no siempre lo que hacen está del todo alineado con lo que necesita su cliente. El impacto visual de sus obras terminadas muestra todo lo que es capaz de conseguir la ingeniería en varias vertientes.

¿Se pueden diseñar almacenes?

AlmacénPor supuesto que sí. Los diseñadores de almacenes son profesionales que emplean toda suerte de herramientas, técnicas, filosofías, experiencias y arte para sacar el máximo partido a un almacén. Se pueden asemejar a los diseñadores de moda, cuyas prendas son únicas y las que mejor plantan a su cliente.

Los ejemplos descritos ponen de manifiesto la falta de un diseñador. Este profesional aporta un importante valor añadido a lo que se quiere construir, junto con ahorros significativos de costes. Tiene un defecto: su trabajo no se aprecia a simple vista y luce muy poco ante los demás. Son los valores de los indicadores de gestión quienes lo sacan a relucir.

Su aptitud y valor como profesional se hace patente en operaciones que se salen de lo común. Practica una ingeniería atípica. No busca la perfección en sus diseños, sino formas de operar que cumplan con los requerimientos exigidos a coste óptimo. Dispone de una caja de herramientas de lo más variado. Utiliza las más adecuadas en cada caso y, si no tiene la que piensa que necesita, la crea, aunque nunca jamás la vuelva a utilizar.

Si trabaja para el usuario final, le ayudará a encontrar la solución que mejor encaje para resolver el problema planteado. Entonces, la elección del ejecutor vendrá marcada principalmente por el precio, ya que en los entornos competitivos apenas hay diferencias en los productos o servicios de los proveedores.

Si está del lado del proveedor, le ayudará a construir una propuesta con un valor añadido extra, en base a sus productos y servicios, lo que le da bastantes más posibilidades de conseguir una operación.

Por desgracia, no hay escuelas de diseño logístico y, en particular, de almacenes. Los pocos diseñadores que existen son personajes desconocidos, hechos a si mismos, perdidos en el anonimato y poco reconocidos por este trabajo dentro de la profesión. Cuesta identificarlos y encontrarlos. Vale la pena tener uno a mano

Fuente original: El diseñador de almacenes

Juan Carlos Viela
Toda mi vida profesional ha estado ligada a la logística. Lo mejor: disfruto con lo que hago. Me encanta poner la logística en números; son los que dan y quitan razones. Persigo que todos aquellos cambios que propongo e implanto en mis clientes generen mejoras en su productividad, y se vean directamente reflejados en su cuenta de resultados, lo que me produce una enorme satisfacción. Los nuevos retos me atraen y me motivan hacia la búsqueda, desarrollo y puesta en práctica de acciones novedosas, como es la filosofía propia de gestión logística orientada a la mejora continua. Estoy firmemente convencido de que con pequeñas inversiones se pueden lograr grandes resultados.